La evaluación del Aprendizaje Basado en Proyectos

Hoy, una meta importante de la evaluación en el aula es mejorar el aprendizaje y documentar su diseño. La evaluación no es un evento solitario, sino más bien un proceso continuo a lo largo de un proyecto. La evaluación puntual y la continua residen en el centro del aprendizaje basado en proyecto y provee un mecanismo para que los estudiantes demuestren –de muchas maneras- qué es lo que saben. La evaluación se convierte en una herramienta para el mejoramiento más que en una prueba de inteligencia o acumulación de datos. Con evaluaciones puntuales a lo largo de una unidad de aprendizaje, el docente aprende más acerca de las necesidades de sus estudiantes y puede ajustar el aprendizaje para mejorar el rendimiento de los estudiantes.

La evaluación es parte de la enseñanza y, por lo tanto, también debe estar presente en la planificación. En el momento de planificar una secuencia de clases, un programa, una unidad, es necesario considerar también la evaluación y establecer: en qué momentos se recogerá información; definir qué aprendizajes debe lograr el estudiante considerando cómo se vinculan con los propósitos que el profesor se ha propuesto; la selección y elaboración de instrumentos de evaluación, además de anticipar modos de realizar devoluciones a los estudiantes que contribuyan al logro de los aprendizajes. 

Según Edith Litwin las buenas prácticas de evaluación son “[…] prácticas sin sorpresas; enmarcadas en la enseñanza; que se desprenden del clima, ritmo y tipo de actividad de la clase; en la que los desafíos cognitivos no son temas de las evaluaciones sino de la vida cotidiana del aula, atractivas para los estudiantes y con consecuencias positivas respecto de los aprendizajes…”.

Desde el punto de vista del estudiante, es deseable que la evaluación sea parte del proceso de enseñanza y de aprendizaje, para convalidarlo y/o reorientarlo. De este modo, le permite al estudiante conocer su avance en relación con los criterios curriculares previstos, a fin de ajustar sus esfuerzos, identificar obstáculos, localizar dificultades y contribuir a revisar y a ajustar estrategias de aprendizaje, y promover la autorregulación. 

Desde el punto de vista del docente, también es deseable que la evaluación tenga una acción reguladora del proceso de enseñanza, en tanto le permite valorar los logros de los estudiantes, revisar y ajustar las estrategias de enseñanza, la planificación y la evaluación. 

Ahora bien, y considerando que si las condiciones sociales de los alumnos siempre son diferentes; si los ritmos y formas de aprendizaje son diversos, si los puntos de partida nunca son homogéneos, lo que se aprende no puede estar estandarizado, sino diferenciado de acuerdo con las condiciones y los procesos individuales de los estudiantes. 

Como menciona Anijovich el trabajo en aulas heterogéneas, la enseñanza en el marco de la diversidad implica también atender la evaluación de modo coherente. 




A lo largo de una unidad, los docentes recopilan sistemáticamente información acerca de qué y cómo sus estudiantes están aprendiendo. Escuchan las discusiones de pequeños grupos, observan a los estudiantes ocupados en actividades estructuradas y no estructuradas y hacen preguntas mientras trabajan con ellos.

Estas evaluaciones continuas -que pueden darse antes y durante la unidad de estudio- se denominan evaluaciones formativas. Los docentes utilizan la información proveniente de estas evaluaciones para efectuar ajustes al aprendizaje y para mantener a los estudiantes encaminados en las tareas del proyecto. Cuando los docentes involucran regularmente a los estudiantes en la recopilación y revisión de esta información, pueden ayudar a los estudiantes a desarrollarse como aprendices seguros e independientes.

La evaluación formativa es más efectiva cuando:
  • Los estudiantes se dan una idea clara de lo que necesitan para aprender. 
  • Los estudiantes reciben información continua sobre sus progresos en relación con objetivos de aprendizaje. 
  • Los estudiantes autoevalúan su propio progreso. 
  • Los docentes proveen un aprendizaje en la medida específica que deben tener los estudiantes para lograr el éxito. 
En las aulas centradas en los estudiantes, los docentes evalúan a los estudiantes, los estudiantes evalúan entre sí, pero, en última instancia, los estudiantes se evalúan a sí mismos. Cuando los estudiantes evalúan sus propios procesos de pensamiento y los productos que crean, ellos están haciendo algo más que buscando errores. Esta capacidad los faculta para reflexionar sobre la calidad de su trabajo y sus procesos de trabajo de manera concreta y les permite modificar sus estrategias de aprendizaje para ser un aprendiz más eficiente y eficaz.

Las evaluaciones sumativas, aquellas que se dan al final de una unidad o proyecto, pueden proveer información útil si los docentes y los estudiantes le dedican el tiempo para observarlas analíticamente. Los docentes pueden descubrir áreas de insuficiencia a ser abarcadas con mayor profundidad en unidades venideras y con eventuales grupos de estudiantes. Los estudiantes pueden identificar áreas problemáticas y fijarse metas para aprendizajes ulteriores.

La evaluación para las unidades basadas en proyectos, debe ser planificada para:
  • Utilizar una variedad de estrategias de evaluación 
  • Incluir evaluación a todo lo largo del ciclo de aprendizaje 
  • Evaluar los objetivos importantes de la unidad 
  • Involucrar a los estudiantes en los procesos de evaluación 
Para ayudar a que los estudiantes se involucren en los procesos de aprendizaje, los docentes deben proveer a los estudiantes con:
  • Criterios claros por adelantado 
  • Modelos y lineamientos para trabajos de alta calidad 
  • Oportunidades para que monitoreen su propio progreso 
  • Métodos para brindarle retroalimentación constructiva a los compañeros y para incorporar la retroalimentación de los compañeros, para mejorar el trabajo 
  • Tiempo para reflexionar y mejorar sus procesos y productos 
  • Apoyo para la fijación de nuevas metas para aprendizajes futuros 
El Lic. Horacio Ferreyra nos comenta, en el siguiente video, acerca de la evaluación de los aprendizajes:



Fuentes: Litwin, E. (2008). El oficio de enseñar. Buenos Aires, Paidós.

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